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A First Spanish Reader by Erwin W. Roessler;Alfred Remy
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irse a un monte cercano, jurando no volver a la ciudad.

Entonces los nobles enviaron a un sabio romano para convencer a los
obreros de que debían regresar a la ciudad. El sabio habló a los obreros
de esta manera:

Una vez los órganos del cuerpo humano se rebelaron contra el estómago, y
muy indignados le dijeron:

--Nosotros trabajamos siempre mientras que tú nunca trabajas.

Los pies se quejaron de que ellos tenían que llevar al cuerpo y andar
por todas partes; los ojos se quejaron de que ellos tenían que ver
siempre todas las cosas y vigilar constantemente. Las manos dijeron:

--¿Por qué debemos de estar siempre trabajando si tú descansas?

Y la boca gruñó:

--Toda mi vida he sido una tonta. He masticado todas tus viandas,
mientras que tú no has hecho más que recibirlas ya preparadas. Busca
otra boca.

De esta manera hablaron todos los órganos del cuerpo humano, resolviendo
no trabajar más para el estómago.

Pronto, con gran sorpresa, empezaron a sentir el efecto de su rebelión.
Los pies se sentían débiles, los ojos se obscurecían y no podían
ver, las manos se ponían débiles; y, en fin, todo el cuerpo se iba
debilitando, porque el estómago, no habiendo recibido viandas, no podía
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