Book-bot.com - read famous books online for free

Novelas Cortas by Pedro Antonio de Alarcón
page 106 of 427 (24%)
aquel país.--_¡Iwa! ¡Iwa!_--gritó después la viuda de un
20 modo horrible, sacudiendo al enfermo, que nada entendía,
aletargado como estaba por la fiebre.--En esto acudieron las
hijas; y, enteradas del caso, cogieron el medallón, lo pusieron
al lado del rostro de su madre, llamando por medio de señas la
atención de Juan para que viese, como vió, que la tal efigie[65-4]
25 no era más que el retrato de aquella mujer, y, encarándose
entonces con él, visto que su compatriota no podía responderles,
comenzaron a interrogarle mil cosas con palabras ininteligibles,
bien que con gestos y ademanes que revelaban claramente la
más siniestra furia.--Juan se encogió de hombros, dando a
entender por señas que él no sabía nada de la procedencia de
30 aquel retrato, ni conocía a _Risas_ más que de muy poco
tiempo....--Elnoble semblante de mi honradísimo asistente debió
de probar[65-5] a aquellas cuatro leonas encolerizadas que el pobre
no era culpable....--¡Además, él no llevaba el medallón!--Pero
el otro... ¡al otro, al pobre _Risas_, lo mataron a (p66)
golpes y lo hicieron pedazos con las uñas!--Es cuanto sé[66-1]
con relación a este drama, pues nunca he podido averiguar por
qué tenía _Risas_ aquel retrato.

--Permítame V. que se lo cuente yo....--dije sin poder
05 contenerme.

Y acercándome a la mesa del Coronel y del Comandante,
después de ser presentado a ellos por mis amigos, les referí a
todos la espantosa narración del minero.

Luego que concluí, el Comandante, hombre de más de
10 setenta años, exclamó con la fe sencilla de un militar antiguo,
DigitalOcean Referral Badge