Novelas Cortas by Pedro Antonio de Alarcón
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y por consejo del señor Penitenciario,[88-3] acabo de quemar tan
impío testimonio de la perversidad mahometana. «Memorias a mi tía: recíbanlas ustedes de Josefa, y mande algún socorro a su sobrino, que está en los huesos[88-4] por 20 resultas del pícaro dolor de estómago. «BONIFACIO. «CEUTA, 29 de Enero de 1821.» VII Al mismo tiempo que el maestro de capilla escribía la precedente carta y la echaba al correo, Admet-ben-Carime-el-Abdoun 25 reunía en un envoltorio no muy grande todo su hato y ajuar, reducidos a tres jaiques viejos, dos mantas de pelo de cabra, un mortero para hacer alcuzcuz,[88-5] un candil[88-6] de hierro y una olla de cobre llena de pesetas (que desenterró de un rincón del patinillo de su casa); cargó con todo ello a su única mujer, 30 esclava, odalisca o lo que fuera, más fea que una mala noticia (p89) dicha de pronto[89-1] y más sucia que la conciencia de su marido, y salióse de Ceuta, diciendo al oficial de guardia de la puerta que da al campo moro que se iban a Fez[89-2] a mudar de aires por consejo de un veterinario. Y como quiera que esta sea la hora,[89-3] 05 después de sesenta años y algunos meses de ausencia, que no se haya vuelto a saber de _Manos-gordas_ ni en Ceuta, ni en sus |
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