Novelas Cortas by Pedro Antonio de Alarcón
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los migueletes, y señalando a Manuel, dijo:
--Mi Comandante, ¡ése es _Parrón_, y yo soy el gitano que dió hace quince días sus señas al Conde del Montijo! 30 --¡_Parrón_! ¡_Parrón_ está preso! ¡Un miguelete era _Parrón_!...--gritaron muchas voces. --No me cabe duda.... (decía entretanto el Comandante, leyendo las señas que le había dado el Capitán general.)--¡A fe que[12-6] hemos estado torpes!--Pero ¿a quién se le hubiera (p13) ocurrido buscar al capitán de ladrones entre los migueletes que iban a prenderlo? --¡Necio de mí![13-1] (exclamaba al mismo tiempo _Parrón_, mirando al gitano con ojos de león herido): ¡es el único hombre 05 a quien he perdonado la vida! ¡Merezco lo que me pasa! A la semana siguiente ahorcaron a _Parrón_. Cumplióse, pues, literalmente la _buenaventura_ del gitano.... Lo cual (dicho sea para concluir dignamente) no significa que debáis creer en la infalibilidad de tales vaticinios, ni menos 10 que fuera acertada regla de conducta la de _Parrón_, de matar a todos los que llegaban a conocerle....--Significa tan sólo[13-2] que los caminos de la Providencia son inescrutables[13-3] para la razón humana;--doctrina que, a mi juicio, no puede ser más ortodoxa. |
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