Novelas Cortas by Pedro Antonio de Alarcón
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_García de Paredes_ esperó a que[37-6] se acallase el brindis, y murmuró con acento lúgubre: --¡Celedonio! El mancebo[37-7] de la botica asomó por una puertecilla su cabeza 20 pálida y demudada, sin atreverse a penetrar en aquella caverna. --Celedonio, trae papel y tintero--dijo tranquilamente el boticario. El mancebo volvió con recado de escribir.[37-8] --¡Siéntate! (continuó su amo.)--Ahora, escribe las cantidades 25 que yo te vaya diciendo. Divídelas en dos columnas. Encima de la columna de la derecha, pon: _Deuda_,[37-9] y encima de la otra: _Crédito_. --Señor... (balbuceó el mancebo.)--En la puerta hay una especie de motín.... Gritan _¡muera el boticario!_... 30 Y ¡quieren entrar! --¡Cállate y déjalos!--Escribe lo que te he dicho. Los franceses se rieron de admiración al ver al farmacéutico ocupado en ajustar cuentas cuando le rodeaban la muerte y la ruina. (p38) Celedonio alzó la cabeza y enristró la pluma, esperando cantidades |
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