Novelas Cortas by Pedro Antonio de Alarcón
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Púsose luego _el tío Buscabeatas_ a recapacitar fríamente, y
comprendió que sus amadas prendas no podían estar en Rota, 20 donde sería imposible ponerlas a la venta sin riesgo de que él las reconociese, y donde, por otra parte,[70-9] las calabazas tienen muy bajo precio. --¡Como si lo viera, están en Cádiz! (dedujo de sus cavilaciones.) El infame, pícaro, ladrón, debió de robármelas[70-10] 25 anoche a las nueve o las diez y se escaparía con ellas a las doce en el _barco de la carga_[70-11].... ¡Yo saldré para Cádiz hoy por la mañana en el _barco de la hora_,[70-12] y maravilla será que no atrape al ratero y recupere a las hijas de mi trabajo! Así diciendo, permaneció todavía cosa de veinte minutos en 30 el lugar de la catástrofe, como acariciando las mutiladas calabaceras, o contando las calabazas que faltaban, o extendiendo una especie de _fe de livores_[70-13] para algún proceso que pensara incoar hasta que, a eso de las ocho, partió con dirección al muelle. Ya estaba dispuesto para hacerse a la vela[70-14] el _barco (p71) de la hora_, humilde falucho que sale todas las mañanas para Cádiz a las nueve en punto, conduciendo pasajeros, así como el _barco de la carga_ sale todas las noches á las doce, conduciendo frutas y legumbres.... 05 Llámase _barco de la hora_ el primero, porque en este espacio de tiempo, y hasta en cuarenta minutos algunos días, si el viento es de popa, cruza las tres leguas que median entre la antigua villa del Duque de Arcos y la antigua ciudad de Hércules[71-1].... |
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