Novelas Cortas by Pedro Antonio de Alarcón
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--¡Hablen Vds. con más educación,[71-4] so indecentes![71-5] ¡Los
25 hombres no deben faltarse[71-6] de esa manera!--dijo con mucha calma el polizonte, dando un puñetazo[71-7] en el pecho a cada interlocutor. En esto ya había acudido alguna gente, no tardando en presentarse también allí el Regidor encargado de la policía de los 30 mercados públicos, o sea[71-8] _el Juez de abastos_, que es su verdadero nombre. (p72) Resignó[72-1] la jurisdicción el polizonte en Su Señoría, y enterada esta digna autoridad de todo lo que pasaba, preguntó al revendedor con majestuoso acento: --¿A quién[72-2] le ha comprado V. esas calabazas? 05 --Al tío Fulano,[72-3] vecino [72-4] de Rota....--respondió el interrogado. --¡Ése había de ser! (gritó _el tío Buscabeatas_.) ¡Muy abonado[72-5] es para el caso! ¡Cuando su huerta, que es muy mala, le produce poco, se mete a robar en la del vecino! 10 --Pero, admitida la hipótesis de que a V. le han robado anoche cuarenta calabazas (siguió interrogando el Regidor, volviéndose al viejo hortelano), ¿quién le asegura a V. que éstas, y no otras, son las suyas? 15 --¡Toma! (replicó _el tío Buscabeatas_.) ¡Porque las conozco como V. conocerá a sus hijas, si las tiene!--¿No ve |
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