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Novelas Cortas by Pedro Antonio de Alarcón
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V. que las he criado?--Mire V.: ésta se llama _rebolonda_;[72-6]
ésta, _cachigordeta_;[72-7] ésta, _barrigona_;[72-8] ésta,
_coloradilla_; [72-9] ésta _Manuela_..., porque se
parecía mucho a mi hija la menor....

20 Y el pobre viejo se echó a llorar amarguísimamente.

--Todo eso está muy bien... (repuso el Juez de abastos);
pero la ley no se contenta con que usted reconozca sus calabazas.
Es menester que la autoridad se convenza al mismo tiempo
25 de la preexistencia de la cosa, y que V. la identifique con
pruebas fehacientes....--Señores, no hay que sonreírse....--¡Yo
soy abogado!

¡Pues verá V. qué pronto le pruebo yo a todo el mundo,
sin moverme de aquí, que esas calabazas se han criado en mi
huerta!--dijo _el tío Buscabeatas_, no sin grande asombro de
30 los circunstantes.

Y soltando en el suelo un lío que llevaba en la mano, agachóse,
arrodillándose hasta sentarse sobre los pies, y se puso a
desatar tranquilamente las anudadas puntas del pañuelo que lo
envolvía.
(p73)
La admiración del Concejal, del revendedor y del corro subió
de punto.[73-1]

--¿Qué va a sacar de ahí?--se preguntaban todos.

Al mismo tiempo llegó un nuevo curioso a ver qué ocurría
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