Novelas Cortas by Pedro Antonio de Alarcón
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cañones, y, apuntando a sus camaradas, dijo:
--¡Imbéciles! ¡Infames! ¡No sé cómo[8-2] no os mato a todos!--¡Pronto! ¡Entregad a este hombre los duros que 20 le habéis robado![8-3] Los ladrones sacaron los veinte duros y se los[8-4] dieron al segador, el cual se arrojó a los pies de aquel personaje que dominaba a los bandoleros y que tan buen corazón tenía.... _Parrón_ le dijo: 25 --¡A la paz de Dios![8-5]--_Sin las indicaciones de V., nunca hubiera dado con ellos._ ¡Ya ve V. que desconfiaba de mí sin motivo!... He cumplido mi promesa.... Ahí tiene V. sus veinte duros....--Conque... ¡en marcha! El segador lo abrazó repetidas veces y se alejó lleno de júbilo. 30 Pero no habría andado[8-6] cincuenta pasos, cuando su bienhechor lo llamó de nuevo. El pobre hombre se apresuró a volver pies atrás.[8-7] --¿Qué manda V.?--le preguntó, deseando ser útil al que había devuelto la felicidad a su familia. (p9) --¿Conoce V. a _Parrón_?--le preguntó él mismo. --No lo conozco. |
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