Novelas Cortas by Pedro Antonio de Alarcón
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--¡Te equivocas! (replicó el bandolero.) Yo soy _Parrón_.
El segador se quedó estupefacto.[9-1] 05 _Parrón_ se echó la escopeta a la cara[9-2] y descargó los dos tiros contra el segador, que cayó redondo[9-3] al suelo. --¡Maldito seas![9-4]--fué lo único que pronunció. En medio del terror que me quitó la vista, observé que el árbol en que yo estaba atado se estremecía ligeramente y que 10 mis ligaduras se aflojaban. Una de las balas, después de herir al segador, había dado en la cuerda que me ligaba al tronco y la había roto. Yo disimulé que estaba libre, y esperé una ocasión para escaparme. 15 Entretanto decía _Parrón_ a los suyos, señalando al segador: --Ahora podéis robarlo.--Sois unos imbéciles..., ¡unos canallas![9-5] ¡Dejar a ese hombre, para que se fuera, como se fué, dando gritos por los caminos reales!... Si conforme soy yo[9-6] quien se[9-7] lo encuentra y se entera de lo que pasaba, 20 hubieran sido los _migueletes_[9-8] habría dado vuestras señas y las de nuestra guarida, como me las ha dado a mí, y estaríamos ya todos en la cárcel!--¡Ved las consecuencias de robar sin matar!--Conque basta ya de sermón y enterrad ese cadáver para que no apeste. |
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