Novelas Cortas by Pedro Antonio de Alarcón
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Nada sabíamos..., y, si he de deciros[48-4] la verdad, por lo que a mí hace,[48-5] todavía no he tenido tiempo de averiguarlo.... (p49) --Yo se lo diré a V., por vía de paréntesis, en muy pocas palabras, Capitán.--Esto completará la historia de V., y dará toda su importancia a ese peregrino relato. III El día 17 de Mayo de ese mismo año de 1809 dió Napoleón 05 un decreto, por el que[49-1] reunió al Imperio francés los Estados pontificios, declarando a Roma[49-2] _ciudad imperial libre_. El pueblo romano no se atrevió a protestar contra esta medida; pero el Papa la resistió pasivamente desde su palacio del Quirinal,[49-3] donde aun contaba con algunas autoridades y su 10 guardia de suizos. Sucedió entonces que unos pescadores del Tiber cogieron un esturión y quisieron regalárselo al Sucesor de San Pedro. Los franceses aprovecharon esta ocasión para dar el último paso contra la autoridad de Pío VII; gritaron: _¡al arma!_; 15 el cañón de Sant-Angelo[49-4] pregonó la extinción del gobierno temporal de los Papas, y la bandera tricolor[49-5] ondeó sobre el Vaticano. |
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