Novelas Cortas by Pedro Antonio de Alarcón
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I «_No consiste la fuerza en echar por tierra[55-1] al enemigo, sino en domar la propia cólera,_»--dice una máxima oriental. «_No abuses de la victoria,_»--añade un libro de nuestra religión. 05 «_Al culpado que cayere debajo de tu jurisdicción, considérale hombre miserable, sujeto a las condiciones de la depravada naturaleza nuestra; y en todo cuanto estuviere de tu parte, sin hacer agravio a la contraria, muéstratele piadoso y clemente, porque, aunque los atributos de Dios son todos iguales, más 10 resplandece y campea, a nuestro ver, el de la misericordia, que el de la justicia,_» aconsejó, en fin, D. Quijote a Sancho Panza.[55-2] Para dar realce a todas estas elevadísimas doctrinas, y cediendo también a un espíritu de equidad, nosotros, que nos complacemos frecuentemente en referir y celebrar los actos 15 heroicos de los españoles durante la _Guerra de la Independencia_, [55-3] y en condenar y maldecir la perfidia y crueldad de los invasores, vamos a narrar hoy un hecho que, sin entibiar en el corazón el amor a la patria, fortifica otro sentimiento no menos sublime y profundamente cristiano:--el amor a nuestro prójimo; 20 --sentimiento que, si por congénita desventura de la humana especie, ha de transigir[55-4] con la dura ley de la guerra, puede y debe resplandecer cuando el enemigo está humillado. |
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