Novelas Cortas by Pedro Antonio de Alarcón
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15 --¡Toma! ¡yo, que le he visto a V. quitarse el sombrero[56-7] y santiguarse! --Pues ¡qué demonio! hombre.... (¿Por qué he de negarlo?)[56-8] Rezando iba....--¡Cada uno tiene sus cuentas con Dios! 20 --Es mucha verdad. --¿Piensa V. andar largo?[56-9] --¿Yo?--Hasta la venta.... --En este caso, eche V. por esa vereda[56-10] y cortaremos camino. 25 --Con mucho gusto. Esa cañada me parece deliciosa.--Bajemos a ella. Y, siguiendo al viejo, cerré el libro, dejé el camino y descendí a un pintoresco barranco. Las verdes tintas y diafanidad del lejano horizonte, así como 30 la inclinación de las montañas, indicaban ya la proximidad del Mediterráneo. (p57) Anduvimos en silencio algunos minutos, hasta que el minero se paró de pronto. |
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