Novelas Cortas by Pedro Antonio de Alarcón
page 121 of 427 (28%)
page 121 of 427 (28%)
![]() | ![]() |
|
era, dedicó las tardes a derribar por sí mismo, y a sus
solas,[77-7] lo que en pie quedaba del vetusto edificio arábigo. --¡Te vas a reventar!--le decía su mujer, al verlo llegar 25 por la noche lleno de polvo y de sudor, y con la barra de hierro oculta bajo la capa.... --¡Al contrario!--respondía él.--Este ejercicio me conviene para no podrirme como nuestros hijos los estudiantes, que según me ha dicho el estanquero, estaban la otra noche en el 30 teatro de Granada y tenían un color de manteca que daba asco[77-8] mirarlos.... --¡Pobres! ¡De tanto estudiar! Pero a ti debía de darte vergüenza de trabajar como un peón siendo el más rico del pueblo, alcalde por añadidura. (p78) --Por eso voy solo.... ¡A ver!... Acércame esa ensalada.... --Sin embargo, convendría que te ayudase alguien. ¡Vas a echar un siglo[78-1] en derribar la Torre, y hasta quizá no sepas 05 componértelas[78-2] para volcarla toda!... --¡No digas simplezas, Torcuata! Cuando se trate de construir la tapia del corral pagaré jornales, y hasta llevaré un maestro alarife....--¡Pero derribar sabe cualquiera! ¡Y es tan divertido[78-3] destruir!... ¡Vaya!... ¡quita la mesa y 10 acostémonos!... |
|