Novelas Cortas by Pedro Antonio de Alarcón
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Vamonos.... (añadió volviéndose a sus discípulos.) ¡Ese
hombre tenía razón! ¡Su gloria vale más que la mía!--¡Dejémoslo 10 morir en paz! Y dirigiendo una última mirada al lienzo que tanto le había sorprendido, salió del templo y se dirigió a Palacio,[32-1] donde lo honraban SS. MM. teniéndole a la mesa.[32-2] Tres días después volvió Rubens, enteramente solo, a aquella 15 humilde capilla, deseoso de contemplar de nuevo la maravillosa pintura, y aun de hablar otra vez con su presunto autor. Pero el cuadro no estaba ya en su sitio. En cambio se encontró con que[32-3] en la nave principal del templo había un ataúd en el suelo, rodeado de toda la comunidad, 20 que salmodiaba el Oficio de difuntos.... Acercóse a mirar el rostro del muerto, y vió que era el Padre Prior.--¡Gran pintor fué!... (dijo Rubens, luego que la sorpresa y el dolor hubieron cedido lugar a otros sentimientos.)--¡Ahora 25 es cuando más se parece a su obra! Madrid, 1858. EL AFRANCESADO (p33) |
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