Novelas Cortas by Pedro Antonio de Alarcón
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Íbamos diciendo que Pío VII y el cardenal Pacca (¡mucho
me alegro de haber llegado a saber su nombre!) estaban sentados 30 en el portal de la casa de postas; que el pueblo se había agrupado en la calle; que los gendarmes le impedían el paso, (p51) y que nosotros los españoles conseguimos acercarnos tanto a la puerta, que veíamos perfectamente a los dos augustos sacerdotes. Pío VII fijó casualmente la vista en nosotros, y sin duda 05 conoció, por nuestros raros y destrozados uniformes, que también éramos extranjeros y cautivos de Napoleón.... Ello fué[51-1] que, después de decir algunas palabras al Cardenal, clavó en nosotros una larga y expresiva mirada. 10 En esto sonó allí cerca un fandango, divinamente tocado y cantado por los tres compañeros nuestros, que volvían ya con las boletas para alojarnos.... Creo haberos dicho que habíamos comprado dos guitarras antes de abandonar a Cataluña;[51-2] y si se me ha olvidado[51-3] decíroslo, os lo digo ahora. 15 Al oír aquel toque y la copla que le siguió, el Papa levantó otra vez la cabeza, y nos miró con mayor interés y ternura. El italiano, el músico, había reconocido el canto. ¡Ya sabía que éramos españoles! Ser español, significaba en aquel tiempo mucho más que |
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