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Novelas Cortas by Pedro Antonio de Alarcón
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--Pues verá V., señorito....--Vaya,[57-5] ¡muchas gracias!
--¡Delgadillo[57-6] es!...

--Reúna V. dos, y resultará uno bastante grueso--añadí,
25 dándole otro cigarro.

--¡Dios se lo pague a V.!--Pues, señor... (dijo el viejo,
sentándose a mi lado): hace cuarenta y cinco años que una
mañana muy parecida a ésta, pasaba yo casi a esta hora por
este mismo sitio....

30 --¡Cuarenta y cinco años!--medité yo.

Y la melancolía del tiempo cayó sobre mi alma.--¿Dónde
estaban las flores de aquellas cuarenta y cinco primaveras?--¡Sobre
la frente del anciano blanqueaba la nieve de setenta
inviernos!
(p58)
Viendo él que yo no decía nada, echó unas yescas,[58-1] encendió
el cigarro y continuó de este modo:

--¡Flojillo es![58-2]--Pues, señor, el día que le digo a usted,
venía yo de Gérgal[58-3] con una carga de barrilla, y al llegar al
05 punto en que hemos dejado el camino para tomar esta vereda,
me encontré con dos soldados españoles que llevaban prisionero
a un polaco.[58-4]--En aquel entonces era cuando estaban aquí los
primeros franceses, no los del año 23,[58-5] sino los otros....

--¡Ya comprendo! Usted habla de la guerra de la
10 Independencia.
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