Novelas Cortas by Pedro Antonio de Alarcón
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--¡Hombre! ¡Pues entonces no había V. nacido! --¡Yo lo creo! --¡Ah, sí! Estará apuntado[58-6] en ese libro que venía V. leyendo. --Pero ¡ca! ¡Lo mejor de estas guerras no lo rezan[58-7] 15 los libros! ¡Ahí ponen lo que más acomoda..., y la gente se lo cree a puño cerrado![58-8]--¡Ya se ve! ¡Es necesario tener tres duros y medio[58-9] de vida, como yo los tendré en el mes de San Juan,[58-10] para saber más de cuatro cosas!--En fin, el polaco aquel[58-11] servía a las órdenes de Napoleón...--del bribonazo 20 [58-12] que murió ya....--Porque ahora dice el señor Cura que hay otro[58-13]...--Pero yo creo que ése no vendrá por estas tierras....--¿Qué le parece a V., señorito? --¿Qué quiere V. que yo le diga? --¡Es verdad! Su merced no habrá estudiado todavía de 25 estas cosas....--¡Oh! El señor Cura, que es un sujeto muy instruido, sabe cuándo se acabarán los mamelucos de Oriente[58-14] y vendrán a Gádor[58-15] los rusos y moscovitas[58-16] a quitar la Constitución[58-17]....--Pero ¡entonces ya me habré yo muerto!... --Conque vuelvo a la historia de mi polaco. 30 El pobre hombre se había quedado enfermo en Fiñana,[58-18] mientras que sus compañeros fugitivos se replegaban hacia Almería.--Tenía calenturas, según supe[58-19] más tarde....--Una vieja lo cuidaba por caridad, sin reparar que era un enemigo.... (¡Muchos años de gloria llevará[58-20] ya la viejecita por (p59) |
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